Broto. Pinturas (1985-1995)

8 febrero - 2 abril, 1996 /
Palacio de Velázquez, Parque del Retiro, Madrid
José Manuel Broto. Las primeras cosas, 1991. Pintura. Colección del artista
José Manuel Broto. Las primeras cosas, 1991. Pintura. Colección del artista

El Palacio de Velázquez del parque del Retiro de Madrid, abre de nuevo como espacio expositivo con una muestra dedicada al artista José Manuel Broto (Zaragoza, 1949). La exposición presenta el trabajo desarrollado durante sus diez últimos años de carrera (1985-1995), marcados por su residencia en París. En este periodo, avanza hacia lo abstracto con su pintura y alcanza una cota máxima en base al color, la expresión y la poesía.

Fundador del grupo Trama (Barcelona, 1976), Broto es uno de los defensores de la Abstracción pictórica en el ámbito nacional desde los presupuestos del Support-surface (soporte-superficie). El artista defiende la posibilidad de una pintura abstracta que vaya más allá de lo gestual, opuesta al formalismo heredado del Expresionismo Abstracto norteamericano. Broto formula un lenguaje pictórico sustentado en el color y en rotundos contrastes, con una intensa carga de lirismo y rechazo a la pérdida de una referencia última. Esta tendencia aparece en sus lienzos como signo poético o reminiscencia de una forma real y que se aprecia en obras como: El ovillo (1985), La ciudad (1987), Personaje en la noche (1988) y Paso (1991).

Instalado en París, enseguida supera la etapa denominada “impresionismo abstracto” de comienzos de los ochenta y se libera de los elementos que, tras su viaje a Italia (1982), se suman a su repertorio iconográfico y cromático, lo que da lugar a una serie de pinturas de marcado tono romántico.

Con el uso de los grandes formatos, el siguiente paso en su trabajo es la recuperación de una abstracción de fuerte contenido cromático y el avance en la definición espacial en sus lienzos, como muestran Capricho (1987) o La misión (1988). Durante este periodo, su pintura se enriquece en un doble sentido. Desde el punto de vista del lenguaje, la pintura de Broto desarrolla un diálogo entre formas orgánicas naturales y otras simples en su tratamiento geométrico, o que evolucionan como mallas de cristalización mineral, visibles en el tríptico J.S.B. (1988) y en Juicio (1991). Desde el punto de vista lírico, Broto tiende hacia la música y la literatura como fuente y motivo para su trabajo, como ilustra en Pour Olivier Messiaen (1989).

En este sentido, la serie dedicada a San Juan de la Cruz: Al aire de su vuelo (1991), supone un punto de inflexión. Con ella inaugura su interés por la mística y la ascética españolas y le sirve para profundizar en los principios de levedad y austeridad de los signos. La serie Sefarad (1992) -que remite al escritor Edmond Jabès y su Libro de las preguntas- así como las series Los Libros, Las Fuentes o Los Prodigios; ilustran cómo el color se convierte en vehículo de una pintura que se vuelve cada vez más oscura y hermética en su resolución formal.

Datos de la exposición

Organización: 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisariado: 
Paloma Esteban