Sala 206.01
Dalí, paisajes submarinos

En 1928, Salvador Dalí, recientemente instalado en París, entra en contacto directo con los surrealistas. Allí conoce la obra de Jean Arp y Joan Miró, que le inspirará a realizar una serie de obras anti-pictóricas o ultraabstractas, como el propio Dalí las denomina. Solo una de ellas tiene título, Cuatro mujeres de pescadores en Cadaqués (ca. 1928), una variación del tradicional tema de «las bañistas» o «figuras en la playa» que Dalí estaba explorando en esos momentos, pero al que daba unas connotaciones eróticas más explícitas.

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En 1928, Salvador Dalí, recientemente instalado en París, entra en contacto directo con los surrealistas. Allí conoce la obra de Jean Arp y Joan Miró, que le inspirará a realizar una serie de obras anti-pictóricas o ultraabstractas, como el propio Dalí las denomina. Solo una de ellas tiene título, Cuatro mujeres de pescadores en Cadaqués (ca. 1928), una variación del tradicional tema de «las bañistas» o «figuras en la playa» que Dalí estaba explorando en esos momentos, pero al que daba unas connotaciones eróticas más explícitas.

Menos explícito, aunque igualmente cargados de simbolismo sexual, son los erizos de mar (garotes en catalán), un motivo presente en muchas de las obras de Dalí que los asemejaba a glúteos con orificios de evidente sentido escatológico. En 1930, serán el motivo principal de un pequeño cortometraje de Luis Buñuel, Menjant garotes (Comiendo erizos, 1930) protagonizado por Salvador Dalí i Cusí y su segunda mujer, Catalina Doménech. El año anterior, Buñuel había ido con Dalí a su casa familiar en Figueres para trabajar en el guion de su próxima película, La bestia andaluza, que terminó llamando L’âge d’or (1930). Allí fue testigo de la violenta discusión de Dalí con su padre provocada por una escandalosa pintura presentada en su última exposición en París, de título: A veces escupo por placer en el retrato de mi madre. La relación con su padre ya estaba deteriorada por la creciente implicación de Dalí con el surrealismo y su aventura con la mujer de Paul Éluard, Gala. Tras la discusión, Dalí, desheredado por su padre y desterrado de Cadaqués se exilió en una cabaña de Port Lligat donde se afeitó la cabeza y enterró la cabellera como si se tratara de un ritual. Buñuel le sacó una fotografía con un erizo de mar sobre la cabeza rapada, como si fuera el hijo de Guillermo Tell (un relato que a Dalí le resultaba familiar y que era un motivo recurrente en sus cuadros de aquella época). Dalí utilizó la fotografía para la portada de su libro L'amour et la mémoire de 1930.

Buñuel, tras volver de París con la financiación para la película asegurada, buscaba localizaciones en Cadaqués. De su interés por rodar en la playa de Llané, propiedad del padre de Dalí, Buñuel propuso la idea de grabar esta «home-movie» probablemente con la intención de congratularse con él y facilitar el rodaje de la película en sus propiedades. La película, aparentemente banal tiene, no obstante, varias lecturas. Por un lado, la etnográfica, con su representación ritual de la tradición, de la clase social y de los privilegios. Y por el otro en clave psicoanalítica, ya que, según Félix Fanés, cuando el padre de Dalí engulle los erizos de mar al final de la película, simbólicamente está devorando a su hijo, que en la fotografía de Buñuel se había colocado en la posición del hijo sacrificado.

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