Procesos económicos y disciplinas teóricas han confluido a principios del siglo XXI en la descomposición de todas las matrices de identidad y de objetividad. No podemos decir “somos” y ya casi tampoco “estamos”; ni siquiera “tenemos”. ¿Queremos? La cuestión del cuerpo, argumenta este curso, a menudo escamoteado, evocado o desplazado, sigue siendo el eje de toda reflexión sobre la condición social de lo que somos.